Una noticia alentadora

A fin de no despertar expectativas que no se cumplan, hay que destacar que no se trata de una vacuna preventiva del tumor, sino terapéutica, en tanto que reactiva el sistema de inmunidad del organismo, lo que da ocasión a prolongar la vida de los pacientes por un bienio, con un porcentaje de éxito que triplica los logros hasta ahora alcanzados (de 8 a 24% de los casos).
Se trata, pues, de un recurso innovador que posee un beneficio adicional para el enfermo, por cuanto se aplica como inyección intradérmica que no tiene efectos secundarios ni requiere internación.
Para apreciar el avance alcanzado es necesario recordar que el cáncer de pulmón es una de las formas más agresivas que muestra esa enfermedad. Según la OMS, anualmente mueren por esa causa 1,4 millones personas en el mundo; en nuestro país son 9000 las víctimas en el mismo lapso.
El nuevo fármaco obra ante tumores de células no pequeñas, que no se detectan tempranamente. Ante el mal ya diagnosticado, siempre han de emplearse los recursos conocidos de la radio y la quimioterapia, aunque se aplique el nuevo recurso llamado racotumomab a partir de cierto estadio de la enfermedad. Con ello se aumentan las probabilidades de supervivencia del paciente.
El logro alcanzado es fruto de una labor intensa y cooperativa de decenas de investigadores y médicos, de Cuba y la Argentina; también han trabajado en colaboración instituciones públicas y privadas.
Esta unión de esfuerzos que se fueron integrando constructivamente es otro aspecto que merece ser muy bien valorado.
En nuestro país han participado científicos y profesionales de los institutos Roffo de esta capital y de Oncología de Rosario, del Hospital Garrahan, del Conicet, de la UBA y de la Universidad de Quilmes.
En tanto en el exterior se compartió la tarea con investigadores del Centro de Inmunología Molecular de La Habana, Cuba (Cimab). De esa manera, se ha llegado a fundar un Consorcio de Investigación, Desarrollo e Innovación, de carácter público y privado a la vez, que dirige la doctora Silvia Gold y en cuya formación intervino el Laboratorio Elea, que, paralelamente, ha encarado la actividad industrial y comercial de la vacuna.
Su autoría ha correspondido a los científicos cubanos, pero se reconocen derechos a nuestro país mediante una licencia para abrir al racotumomab a otros mercados.
Los profesionales argentinos han contribuido a identificar el antígeno apto, sustancia que mueve el sistema de inmunidad del organismo a la generación de anticuerpos que combaten las células del tumor canceroso.
Es justo estimar el producto logrado, enriquecido por la inteligencia, la voluntad y capacidad de los científicos.
La vacuna terapéutica, definitivamente, significa mucho por lo que ya es y por las perspectivas innovadoras que ofrece en la lucha contra una cruel enfermedad.